Cuando se cerró la puerta tras ella, solo podía pensar :
"Cuando una puerta se cierra, una ventana se abre".
Su corazón palpitaba a un ritmo inusual, y su piernas temblaban levemente.
Lo había conseguido, todo su trabajo , su esfuerzo había merecido la pena.
Ahora tocaba avanzar, seguir avanzando y no dejar nunca de hacerlo.
Es curioso lo que tu corazón te dicta, pero esta vez no pudo por menos que volverse sorda, ciega y muda.
Si hubiese hecho caso a sus instintos más primitivos, seguramente sus orgasmos habrían sido inenarrables, pero esta vez no era esa última vez.
Mientras abandonaba el elegante portal dónde había tenido todas sus sesiones, en Velazquez 55 no pudo por menos que sonreir, una sonrisa amplia, de las que iluminan el alma.
Una leve lluvia empapaba su pelo, no lo suficientemente leve como para no marcar su rizos, a pesar de su alisado que le había llevado horas.
Y al mismo tiempo el agua calaba sus huesos, aliviando sus pensamientos, arrastrando sus deseos no concedidos, y nublándole la vista, lo que la permitió ver con el alma.
Féliz, ilusionada, libidinosa, por fin volvia a sentirse
" La Puta Ama"
Decidió volver en autobus, los ataques de pánico hacía meses que no pasaban a saludar, el miedo ya no tenía poder sobre ella.
Por fin era una Mujer valiente, podía reconocerse en el espejo, ya no era una extraña.
Todo ese poder adquirido con arduo trabajo aumentaba su lívido, se sentía salvaje, humana, su cuerpo ardía y esta vez no era por los jodidos sofocos.
Volvía a tener el poder
Su vida, sus decisiones, sus deseos, sus ilusiones, sus proyectos, su amor propio, sus mujeres.
Ella volvía a ser su PRIORIDAD
Esto muchas veces lo damos por hecho, pero suele ser lo primero que sucumbe, ante el miedo.
Nuestro amor propio, nuestra prioridad
En esos últimos años habia perdido tántas cosas, se había acostumbrado a no encontrarlas que dejo de buscarlas.
Dejó de mirarse y por un tiempo su reflejo no aparecía en los espejos, su voz no se oía, a pesar de que a menudo necesitase gritar, gritar tan fuerte que la tierra temblara bajo sus pies.
Incluso deseó que la tierra se abriera a su paso y se tragara su tristeza , con ella dentro.
La tristeza puede llegar a ser más grande que tú, y te devora, y llega un día en el que desapareces, ante tus ojos y ante los de todos los demás.
Pero todo eso quedaba atrás
Desde que decidió ponerse la armadura y coger su lanza sabía que esa batalla estaba ganada.
VENCEDORA QUE NO VENCIDA
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