La predicción del tiempo apareció en la pantalla de su móvil: ¨Probabilidad alta de tormentas eléctricas, durante los próximos tres días." Sus ojos leyeron el mensaje , pero fue su cuerpo el que reaccionó primero. Su sistema nervioso no había reaccionado cuando sus músculos se estremecieron, anticipando lo que podría ocurrir, y su talón de aquiles gritaba con desesperación, esta vez no vas a poder huir. Todas la tormentas tienen su causa y efecto, pero no todas tenían el poder de atravesar todas la capas de su epidermis, todas no, pero las eléctricas si. Su neuralgia surgió , de nuevo, detrás justo del nervio occipital , de ahí su nombre, una neuralgia que borraba todos sus recuerdos, contador a cero. Así que la tormenta prevista sería casi una tormenta perfecta. No sabía que debía sentir, que debía recordar, que era la felicidad, donde habría un futuro sin lágrimas, que debía esperar. Solo tenía la certeza de que esa lluvia feroz que calaría sus huesos, también pasar...
La luz entraba tímidamente a través de los balcones, que miraban con quietud los primeros rayos de sol que iluminaban la calle Jorge Juan. Los techos altos, las molduras post modernas, el suelo de madera de sabina, todo entremezclado convertía su hogar en un sueño recurrente. Todas las habitaciones disponían de luz natural, fue lo primero que la enamoró, cuando hizo la visita con el agente inmobiliario. Cada una de ellas se convirtió en hogar, en el lugar seguro al que poder volver siempre que lo necesitara. "Existe un proverbio Indio que dice que todos somos una casa de cuatro habitaciones. La física, la mental, emocional y espiritual. La mayoría de nosotros solemos vivir en una sola habitación, casi todo el tiempo, pero no debería ser así, y hasta que no visitemos las cuatro habitaciones no seremos una persona completa." - Rumer Godden - Huelga decir que hacía tiempo que ella era una persona completa. Durante muchos años tuvo habitaciones cerradas a cal y canto, has...