MIS RECUERDOS |
Viajar fuera de su cuerpo casi siempre era reconfortante.
Usar su mente para no estar allí y poder estar en cualquier otro lugar
A veces era un olor el que la transportaba, a veces una canción dependía del día, y el recuerdo llegaba como una ola de su playa en Cádiz y la arrastraba irremediablemente.
Comenzaba mojando sus pies con un movimiento de vaivén, le encantaba como la arena se tragaba sus pies, hasta que desaparecían y una nueva ola los devolvía a la superficie.
Cuando el agua salada llegaba a la altura de sus caderas el movimiento era más fuerte, y tenía que sostenerse erguida para que la fuerza del mar no la arrastrara.
Y resistía la embestida con una sonrisa de oreja a oreja saboreando el agua salada en la comisura de sus labios hasta que se dejaba llevar mar adentro, sumergiendo la cabeza hasta que la ola había pasado.
Y todo eran risas con sabor a juventud , olía a crema solar extendida a trompicones mezclándose con rastrillos y vendedores ambulantes, cantando sus productos...
Olía a papa frita , a la FANTA y a la Coca-Cola a castillos de arena y veraneantes que se parecían a ROD Stewart.
Veraneantes como ella que volvían donde el corazón te lleva para llenarse de recuerdos un verano más y así poder sobrevivir otro invierno.
Porque ella lo sabía mejor que nadie, los veranos no son eternos pero los inviernos tampoco.
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