Siempre habrá días en los que las lágrimas se agolpen, de nuevo, para iniciar el camino tantas veces recorrido hasta la comisura de mis labios.
Y precisamente en esos días me querré mas.
El modo de amarme fluctúa según la necesidad.
Llorar sin un porqué es sanador, puede que tu no lo sepas pero tu cuerpo tiene memoria y todo lo que te duele ahora es porque antes ya te dolió.
Un viaje voraz que comienza esos días acompañando a tus lágrimas hasta hallar las respuestas para las que no tenías preguntas.
Una apacible introversión que reduce tu temor apenas cierras los ojos.
El aprendizaje no es sencillo pero la sanación es demoledora.
Abraza la incertidumbre, la tristeza y como no en ocasiones el hastío.
Cubre tus memorias de un amor indómito y permítete alinearte con el.
Giro como en una escena de Otero y a vista de pájaro todo se vuelve minúsculo ,apenas perceptible.
Y entonces lo acepto, lo amo y lo dejo ir.
Distanciarte del dolor te ayuda a ver con total perspectiva y te transforma inexorablemente en testigo neutral.
Y así poder imaginar, una vez mas, a esa niña pequeña que aún hoy vive en tu interior y por la que sientes una irremediable necesidad de amarla y protegerla.
NUNCA FUE TAN SENCILLO. .
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