No le gustaba que se le subiera el vino a la cabeza, ese mareo que la invitaba a salir de su propio cuerpo.
Los recuerdos se agolpaban en su dañada memoria y desde que había leído que son inexactos en un 90% los miraba con escepticismo.
Y su piel le susurraba...
- A lo mejor el día que él se golpeó la frente con el pico de la mesa después de tropezar con la alfombra fue inexacto.
- O el día que estrelló su coche contra el semáforo de la calle capitán blanco argibay también fue inexacto.
Ojala sus recuerdos fueran inexactos al 100%, desde luego tendría en su cuenta bancaria una cifra múltiplo de 5, hecho que era inexacto, porque era su terapeuta el de dicha cifra.
Intentar llegar a los lavabos esa noche estaba resultando harto difícil, huelga decir que los tacones de aguja no se lo ponían nada fácil.
Su menudo cuerpo no podía mantener el equilibrio, pero eso solo lo sabía ella, había tanta gente en el local que sus cuerpos la sostenían sin ni siquiera intentarlo.
Ella si lo sabía y cada vez que abandonaba la línea recta aquel recuerdo 90% inexacto llegaba para darle un directo en la boca del estómago.
El perdía el equilibrio muy a menudo.
Cuando por fin consiguió llegar al baño su cuerpo se desplomó sobre el inodoro , aunque todavía no se había bajado las medias.
Miró la puerta del baño y consiguió descifrar una poética dedicatoria:" Eres una puta borracha"
-Joder ¡¡ Y tu un puto gilipollas.
Pero ¿con quien hablas Nora?
-Pues contigo, puto gilipollas.
-Estaba en ese punto en el que no sabía si hablaba en voz alta o si la voz que oía era la suya propia.
Se incorporó ayudándose con su mano izquierda mientras la derecha le quitaba las medias en primer lugar y las bragas después.
Estuvo meando cerca de 5 minutos, o eso le pareció, cuando empezaron a aporrear la puerta.
- ¡Oye tía ¡ que llevas una hora y yo también me meo.
Su primera intención fue mandarla a tomar por culo pero solo fue una intención, como todo últimamente en su vida.
Su segunda intención fue limpiarse con papel higiénico pero tampoco fue posible, el cartón pelado delataba el porqué.
Con un pequeño saltito dejó caer hasta la última gota para después subirse las bragas y las medias.
Todavía no entiendo como no se hizo ninguna carrera.
Salió del baño y la siguiente parada técnica fue frente al espejo.
Su cara era un poema, ya no quedaba ni rastro del fabuloso maquillaje, el rímel se había corrido y sus labios ya no eran color frambuesa.
Pensó que la genética era una puta mierda, en todas sus versiones.
Deshizo el camino que había recorrido hasta llegar a la mesa en la que estaban sus amigos, de hace unas horas, pero amigos al fin y al cabo.
La música estaba demasiado alta como para mantener una conversación así que decidió bailar.
El no sabía bailar
Cuando despertó a la mañana siguiente tirada en el sofá de un salón de una casa que no era la suya resopló con las pocas fuerzas que le quedaban y se prometió que esa era la última vez.
Como había hecho exactamente la noche anterior.
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