PRELIMINARES
Sus manos parecía que sostenían su cuerpo, apoyada con firmeza en la barandilla, desde dónde disfrutaba de unas increíbles vistas al Mar Cantábrico.
No podía por más que contener el aliento mientras oía a su espalda sus pasos que anticipaban sus besos.
Su cuerpo le rogaba insistentemente a su mente que se rindiera, pero no podía hacerlo sin presentar batalla, aunque fuera mínima .
Cuando sintió su yergo cuerpo unido al suyo y sus cálidas y firmes manos recorrieron el camino, que antes habían recorrido las suyas ,hasta atraparlas suavemente, no pudo contenerse.
Suspiró con todo su cuerpo y el corazón comenzó a latirle de forma errática mientras su aliento invadía su cuello.
El deseo viajaba entre los dos para detenerse por un instante en sus senos, y descender lentamente hasta su sexo y de nuevo viajar hasta su erección, que la empujaba hasta conseguir que su cuerpo entero se arqueara pidiéndole todo.
Mientras volvía su cuerpo para encontrarse frente a frente pudo advertir su mirada suplicante a la vez que invadía sus labios.
La electricidad que surgió elevó su deseo aún más, sus besos bailaban al mismo ritmo de una melodía escrita meses atrás.
El volvió a girarla hasta volver a situarla mirando al mar sin interrumpir sus besos.
Los preliminares siempre recibían toda su atención, le gustaba jugar con su deseo y variar su intensidad llevándola al límite, una y otra vez, hasta conseguir que ella le pidiera dejarse ir.
Sabía que su erección también le llevaría al límite, pero ese era un riesgo que necesitaba correr.
Nunca mejor dicho...
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