Ir al contenido principal

ESE DÍA


 


El escritorio estaba situado frente al gran ventanal, el día era soleado  y los olivos le devolvían su recia mirada. 

Era la mejor situación posible, la luz perfecta por las mañanas y tenue según llegaba la tarde. Las cotorras no paraban de canturrear su nombre, una y otra vez y vuelta a empezar.

- El nombre les va que ni pintado - pensó sin dejar de mirar al horizonte.


Divagó durante cinco minutos, el silbido de la tetera la sacó del trance. 

Se levantó, con suavidad necesaria, de la silla de cuero marrón, la hizo girar levemente y sus piernas se liberaron del espacio debajo del escritorio.

La vieja costumbre aprendida de sus años en Finlandia la obligada a descalzarse según llegaba a casa, siempre descalza en verano y con gruesos calcetines en invierno.

Parecía que solo había dos estaciones, desde luego solo tenía calzado para esas dos, no deseó nunca  pensar que pasaba en el entretiempo.

Entretiempo, era una de sus palabras favoritas, junto a sempiterna y melifluo.

La tetera dejó de silbar cuando la apartó del fuego, la taza lista con su té de amapola, se dejó llenar sin apenas inmutarse, la bolsita del té comenzó a flotar inmediatamente, pero ella la empujaba hacia abajo con la pequeña y brillante cucharilla dorada.

Nunca sabía exactamente cuanto tiempo debía dejar la bolsita de té sumergida en el agua hirviendo, demasiado podía amargar la infusión y lo contrario convertiría el fabuloso Té en una taza con simple agua turbia, caliente si, pero turbia.

Sujetó suavemente la taza con las dos manos, una para agarrar el asa y la otra posada con suavidad sobre el espacio libre alrededor , sintiendo el calor que desprendía.

 Una fabulosa sensación, sin duda. No importaba que fuera verano o invierno la sensación siempre superaba sus expectativas.

Mientras caminaba sobre el suelo de madera noble iba dando pequeños soplos a la infusión, para enfriarla en su justa medida.

 Con cada aliento se le empañaban las gafas, los cristales se volvían blancos y por unos segundos no veía nada.    

- Para lo que hay que ver - pensó.

volvió al escritorio de Nogal macizo, el cual adquirió en un anticuario cerca del rastro. Lo que le enamoró fueron sus imperfecciones. Tenía un liviano arañazo arriba a la derecha, donde seguramente uno de los propietarios habría puesto una lámpara de lectura. Y justo en el lado contrario una pequeñísima quemadura.

Solía cerrar los ojos y pasar la yema de sus dedos por la tapa del escritorio como si estuviera leyendo braille. Primero el arañazo, luego la quemadura, la rugosidad en sus bordes, e imaginaba que hicieron las personas que lo usaron , si se disgustarían, si habrían dejado ya de fumar, si la lámpara que hizo el arañazo se habría roto en mil añicos cuando se precipitó al suelo.

Se sentó con exquisita suavidad en su silla, apoyando la punta de los pies en el suelo y girando a derecha y a izquierda, lentamente, sintiendo claramente como la infusión recorría su garganta .

La relajaba enormemente, no solo tomar el té si no todo lo que lo rodeaba.

Ese día no había escrito prácticamente nada, el ordenador abierto , la pantalla en blanco y dos palabras

DESPIERTA YA¡¡

Últimamente adoraba los thriller, precisamente por eso si mirabas el historial de búsqueda del ordenador podías encontrar:

- Como deshacerse de un cadáver.

- Venenos que no dejan rastro.

-Sitios de alterne en Madrid.

-Anatomía del cuerpo humano.


Dio el último trago y con el ruido de fondo de las cotorras se sentó por fin frente al ordenador, lúcida e inspirada.

Sus dedos tecleaban como si fuera una partitura que llevaba tiempo esperando para salir.

Al cabo de dos horas tenía 25 páginas, podría decirse que el día terminó mejor de lo que había empezado.

Tubo que ser por el Té.  

Comentarios

Entradas populares de este blog

MIS PENSAMIENTOS

  Su memoria hacía tiempo que se había vuelto totalmente selectiva y eso la aturdía un día si y otro también. Sobre todo los días donde sus pensamientos se volvían en su contra y la bombardeaban con críticas feroces y juicios tremendamente hirientes. No conseguía recordar si había hecho algo bien, productivo, si había sentido Amor o compasión, entonces decidió escribir un diario que le recordase a su dolorido corazón todo de lo que era capaz. Algunos días escribía hasta 3 veces, como se sentía, que había comido e incluyó un diario de gratitud. Cuando llegó Diciembre los cuatro primeros cajones del armario estaban repletos de libretas, algunas de tapa dura con llamativos colores, un total de 8  y un diario. Así que cuando su mente la acribillaba con afirmaciones o preguntas tipo: - Eres una perezosa. - ¿Quién crees que eres tú para dar consejos? - ¿ Quién va  a querer escucharte? - Hoy no has hecho ejercicio. - Tu tripa sigue ahí. - ¿ Porque estas triste, que derecho tiene...

VAYA DÍA DE MIERDA

  VAYA DÍA DE MIERDA Hay días, en los meses de las mujeres, cada 20 días más o menos qué estamos con el guapo subido. Yo lo noto enseguida porque después de haberme odiado durante 15 días enteros me descubro ante el espejo y pienso para mi:  "Joder , hoy tienes el guapo subido", y sonrio como una tonta, y comienza un diálogo interior... - Que no, que estas tu mas guapa -no seas tonta, que tu estas mas guapa que yo -Anda, pero que dices chavala, tu si que estas guapa, pero guapa a rabiar... Hasta que caigo en la cuenta de que estoy hablando conmigo misma y mi querido Demonio, posado sobre mi hombro izquierdo me dice -¿Hoy estamos un poco gilipollas ó me lo parece a mi? -Anda calla tontorrón que tu tambien estas con el guapo subido. Y ya le desarmo totalmente. Puedes pensar que lo del guapo subido, por cierto antes de continuar, esta expresión es típica de mi madre, gaditana de pro, lo mismo en otros sitios hay otra expresión, no se tipo "que moza estas", ó "esta...

BASADO EN HECHOS CASI REALES

  BASADO EN HECHOS CASI REALES Querida Diaria: Imagino que te conté , hará un año, que el Sr. Marido tenía epicondilitis, en el codo derecho. - Si, hace un año exactamente. ¿No me digas mari que se ha quedado manco?. - Todavía no, pero tú dale tiempo al tiempo, o mejor dicho, dale tiempo al Sr. Marido. Tenía que hacerse una resonancia para ver porqué no se le bajaba la inflamación , a pesar del reposo. - ¡ Madre mía¡  Pues entre la inflamación del codo y la de los santos huevos tiene que ser un poema el Sr. Marido - ¿Ya has estado hablando con el a mis espaldas? ¡ No se os puede dejar solos¡ Al tema, que se nos pasa el arroz. Llamé para pedirle cita, como la amantísima mujer que soy, porque el Sr. Marido jura y perjura que no tiene claustrofobia, pero insiste en una resonancia ABIERTA. Finalmente encuentro un hospital donde hacen resonancias por miembros. PETICIÓN  DE CITA - Buenas tardes, quería cita para una resonancia de codo. - Perfecto, tengo unas preguntas que hacer...