Un jueves aparentemente normal puede llegar a ser el mejor jueves que recuerdes.
Llegas a casa y tu cuerpo suplica por una ducha,
No importa si fría ó caliente.
Solo que arrastre ese dolor de cabeza que te acompaña todo el día como si tuviera miedo de alejarse.
Es insistente y tozudo porque vuelve siempre una vez al mes.
Una vez liberada esa pesadez en la nuca
Dejas que tu pelo color caramelo se seque a la luz de ese Sol que ya comienza a esconderse
Mientras las gotas de agua resbalan por tu espalda la música sale por tus cascos.
Tu cuerpo se deja llevar seguido de tus piernas y
Coreado por tus caderas.
El ritmo aleja aún más
Ese dolor de cabeza
Hasta convertirlo en polvo
Y el Sol comienza a salir en un recodo de tu brazo izquierdo
Y tu sonrisa despierta por fin de su letargo de jueves.
Te acabas de dar cuenta
Del que el cielo está entablillado y no hace falta que nadie lo desentablille, aún siendo un buen desentablillador.
Dejo mecerme por el ritmo del balancín, me perfumo con el jazmín, de los pies a la cabeza
Y agradezco
Gracias a mi cuerpo por sostenerme en los días difíciles.
Gracias a mi cuerpo por hacerme sentir una Diosa cuando el ritmo nos atrapa
Gracias por esa ducha fría
Gracias por los besos de despedida
Gracias por sonreir
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