Ultimamente sentía la inspiración en jueves, la razón podía ser su cercanía al fin de semana ó su cercanía al Otoño.
El nuevo aroma sakura a la luz de las velas, la lluvia repiqueteando contra el cristal de la ventana y la música de fondo.
El ambiente empujaba a una noche de plena inspiración.
Podía elegir ser quien quisiera, estar en cualquier lugar del mundo, hablar varios idiomas, ser pirata, astronauta, había un sinfin de historias esperando a ser contadas, pero lo que nunca cambiaba era el color de sus ojos, color caramelo.
Podía ser una noche estrellada, ó una noche cubierta por una tormenta de nieve. Quizá un día soleado de otoño, donde los rayos de sol se mezclan con las nubes y a empujones consiguen salir formando un pequeño aro celestial.
Incluso podía ser un arcoiris perfecto, saliendo de entre las montañas y aterrizando en aguas salvajes.
Sentada en su escritorio imaginaba a su lado a una mujer menuda, revoloteando a su alrededor y alborotando su vida. ¿Como sino iba a ser su inspiración, sino una mujer menuda?
Riendo , saltando, creando, soñando
Casi siempre era lo único que necesitaba, soñar para luego plasmarlo en sus relatos, pero había llegado el momento de dejar de soñar y entrar en acción.
Pasar a la acción cambió su presente, su pasado y su futuro.
Su terapeuta se lo había dicho muchas veces, ha llegado el momento de dejar de entrar en nostalgia y pasar a la acción.
Decidió volver a viajar, volver a volar, a pesar de sus miedos infundados, nunca mas dejaría que su miedo tomara la decisiones por ella, never.
Se levantó súbito del escritorio y cogió su pasporte del cajón de su mesilla. ¿dónde podía ir? Habia varios destinos ineludibles, Edimburgo, Roma y las Islas Feroe.
Tendria que calcualar las horas de vuelo, estaba decidida a volar pero para ser su primera segunda vez queria un viaje corto.
La cosa quedó reñida entre Roma y Edimburgo, Feroe descartado por 8 horas de diferencia. Finalmente se decició por Edimburgo.
Sacó su pequeña Samsonite del fondo del maletero y comenzó a hacer la maleta.
Edimburgo era una ciudad lluviosa, llovía 2 de cada 3 días, chubasquero y botas hunter imprescindibles, continuo con gorro, pañuelo, braguitas sexis, calcetines, vaqueros, jersey de cashmire y poco mas.
Por un momento y seguramente debido a la emoción olvidó que Jon se habia mudado a Edimburgo hacía unos meses. No lo dudo ni un microsegundo. Cogió su móvil y le escribió un wasap.
- ¡Hola Jon¡ ¿sigues por Edimburgo? Es que voy a estar por alli unos meses.
-¡Joder karma¡ sigo en Edimburgo ¿cuando tienes pensado venir?
- Pues en el primer vuelo disponible, mañana seguramente.
- Te quedas en mi casa, no se te ocurra reservar hotel,
- Genial Jon, me haces un favor enorme.
- Avisame cuando llegues para darte mi dirección.
- Prometido....
Joder, dormir en casa de Jon no entraba en sus planes, estaba encantada, se ahorraría una pasta, pero el diablo podía llamar a su puerta.
Lo suyo con Jon siempre estaba en el aire...un poco de si quiero mezclado con joder es mi mejor amigo...hoy nos besamos hasta decir basta y mañana dejamos de vernos durante unas semanas.
Estaba decicido, si el diablo llamaba a su puerta esta vez iba a hacer caso a su terapeuta , pasaría a la acción.
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