Un día amanece y tienes un boquete en medio del estómago, un boquete perfectamente redondo, afinado en los bordes como se afina un piano. El diámetro es considerable, de unos 30 centímetros
Comienza debajo de tus pechos y ocupa el espacio donde antes estaba tu tripa y flotadores, terminando justo encima del pubis.
La primera impresión ha sido caerme de culo, pero luego he intentado pensar en positivo.
Más ligera me siento, eso sin duda alguna, pero tambien es cierto que si sopla una leve brisa de verano puede zarandearme hasta hacerme caer.
No tengo apetito puesto que no tengo estómago, es extraño porque no tengo ganas de nada, han desaparecido los antojos, incluso de dulce.
Llevo días sin ir al baño, porque al no comer no hago la digestión y no necesito eliminar.
La sensación física la tengo casi controlada, pero no me acostumbro a todo lo demás.
El amor, la pasión, el deseo, la ilusión todo se escabulle por el boquete, el gran boquete.
Intento sentir empatía , como hacía antes y se escurre sin remedio.
Es como un agujero negro que absorbe todo lo negativo, que eso no está mal del todo, pero tambien lo positivo.
Estoy vacia, ni triste, ni alegre, ni melancólica, ni enfadada, ni angustiada
SOLO VACIA POR UN BOQUETE
En pocos dias tengo sesión con mi querido psicólogo, no se si tendrá otros pacientes con boquetes en el cuerpo, espero no asustarle, no tengo muy claro como podrá ayudarme esta vez.
Tengo que pensar y llegar a alguna conclusión, y averiguar cual es el motivo que me ha llevado a esta situación.
Por cierto para los que se lo preguntan no siento nada cuando algo atraviesa mi cuerpo por el boquete.
He buscado en internet y no encuentro respuestas, creo que todas las respuestas están en mi interior.
Por eso mismo tengo el boquete, hace tiempo que no encuentro respuestas a muchos de mis pensamientos, a muchos de mis sueños y pesadillas.
Quiza me hago demasidas preguntas y por eso no encuentro respuestas.
Quiza debo contestar con sinceridad, no intentar engañarme, dejar que el aire fluya y despues fluir yo tambien.
Quiza no debo tener todas las respuestas, si las tuviera ya no podría preguntar.
Y reconozco que me encanta preguntar
Dicen que la curiosidad mató al gato
A mi la curiosidad me ha hecho un boquete.
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