Tumbada al sol veo las nubes pasar y no puedo dejar de ver una analogía conmigo misma.
La velocidad de las nubes va en aumento y apenas puedo ya ver el sol.
Cierro los ojos e intento disfrutar también de los momentos grises ó blancos, presto atención y reparo en que las nubes van cambiando de forma según las empuja la brisa.
Soy consciente de que el sol está debajo, esperando su momento para volver a brillar, y aunque no pueda verlo el sol sigue brillando, porque si no sería denoche.
Caigo en ese detalle y me recuerdo que aunque hoy no pueda ver el sol él sigue dentro de mí.
Pero hoy me cuesta tener esperanza.
Tengo que ser paciente, pero no termino de acostumbrarme a estos momentos de tormenta.
Y sé que debería, porque acostumbrarte a los días soleados es fácil para todos.
Él camino es arduo difícil y cuando no consigo avanzar aparece la rabia y la incomprensión.
Debería aprender a aceptar todos mis recodos y mis sentimientos, lo sé
Y eso dicen....
De momento continuo trabajando.
Esta semana ha estado más tiempo nublado que soleado.
Quiero sentir el sol a pesar de las nubes, ese es mi propósito.
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