De fondo está sonando Amy Winehouse, su voz te envuelve y tu cuerpo se deja llevar.
Cierras los ojos y no importan las miradas, unicamente tu y el ritmo. Primero pienso en como podía salir una voz tan poderosa de un cuerpo tan chiquito, y luego llego a la consclusión que del mismo modo que sale un contoneo dulce, dinámico, rítmico de este cuerpo lleno de curvas.
Puedes frenar cuando llegas a la primera curva o seguir acelerando, todo está en tus manos, tu decides.
Hubo tiempo en que no tomaba mis propias decisiones, el arcaico imaginario colectivo las tomaba por mi.
Pero eso terminó, tus deseos deben ser solo tuyos, tus si quiero solo puedes decirlos tu, y sobre todo tus no quiero.
Quiero bailar hasta caer exahusta, quiero que el ritmo me transporte, no importa hacerlo bien ó mal. Pero cuando bailas con los ojos cerrados no necesitas pareja.
No quiero decir sí cuando deseo decir no y no quiero decir no cuando solo quiero decir si, cuando no paro de pensar en ti, en ti dentro de mi.
La necesidad suele aparecer en noches de luna llena, acompañada de una leve brisa con aromas a jazmin y hierbabuena.
Llegados a este punto la necesidad se transforma en deseo, el deseo en placer y el placer en tu forma de sentir.
La balanza se inclina ultimamente al placer y asi debería haber sido siempre, no solo desde que tu llegaste.
Sentir placer en cada segundo de tu dia es un futuro incierto, lleno de tentanciones en las que a veces es imposible no caer.
Y de repente aparece la tentación y la miras directamente a los ojos, y tus lágrimas recorren tu rostro y tu sonrisa es dulce y salada al mismo tiempo.
Asoma en la comisura de tus labios, y quieres reir y sabes que puedes llorar.
Nada importa, excepto lo que tu necesitas.
Y recuerdas que winehouse puede traducirse como la casa del vino
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