Despertar a media noche con esa canción en tu cabeza, esa que consigue remover tus sentimientos hasta ponerlos patas arriba
Su fuerza te cuelga boca abajo, sujeta únicamente por tus pies y te zarandea hasta vaciar tus bolsillos, llenos de recuerdos , de tristeza, de miedos, de recursos recién aprendidos para equilibrar tu alma, para volver a querer y volver a entender a la tristeza, tanto tiempo enfadada con ella y tanto tiempo sin tener una conversación de tu a tu , que tanta falta nos hacía.
Y vuelves a dormirte con el pensamiento acelerado, con ganas de todo, incluso ganas de tí, sobre todo de ti.
Y entre sueños y vigilia aparecen esos besos al aire, besos llenos de libertad como el aire que sopla en la cima de la montaña, besos que llegan para quedarse arropados en tu boca, dibujados en la comisura de tus labios, besos que impulsan tu fuerza, la que creías haber perdido, escondida en la penumbra de tus días grises y que ahora ilumina de color pastel tus días y tus noches colandose en tus sueños.
Sueños interrumpidos cada tres horas desde que el insomnio llegó para quedarse , sueños llenos de actores secundarios y una sola protagonista, me despierto a veces entre sudores nocturnos, sonriendo al sentir a mis canes respirar a mi vera, y sonrío al rozar su mano cuando los dos pensamos al mismo tiempo acariciar su cuerpo peludo.
Vuelvo a dormir sabiendo que mi sueño llegará con deseo de paseos por mi bosque animado .
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