Acaba de escuchar a Erika Lust enarbolar la bandera del "mes de la masturbación". La directora de cine porno para mujeres es tan libre y tiene las ideas tan claras que siente un poco de envidia.
Irremediablemente el siguiente pensamiento es sobre la masturbación, se visualiza sentada encima de la mesa, con las piernas abiertas, sintiendo el placer y su mente le recuerda su primera vez.
Lo había olvidado, no está muy segura de porqué lo recuerda precisamente ahora, después de tantos años.
Los veranos a los 15 es lo que tienen, mucho tiempo libre, mucho calor y ganas de disfrutar.
No pensaba mucho en chicos, la verdad, no entendía esa impaciencia de sus amigas por descubrirlo todo en ese verano.
Hacía años que conocía a Albert, eran de la misma pandilla, aunque Albert era unos años mayor que ella. Le conoció por su hermano Jon con el que congenió desde el principio.
Lo cierto es que se llevaba mejor con los chicos que con las chicas, puede ser que no fuera consciente del magnetismo que desprendía, su naturalidad era contagiosa, era una contrincante a batir y seguramente todas las chicas lo sabían, todas menos ella.
El primer día que conocio a Albert estaban en la piscina del barrio, en vacaciones iban casi todos los días, el calor era sofocante y solo se aliviaba en remojo.
Estaba con Jon haciendo carreras a croll, no era lo suyo, siempre perdía, pero no le importaba, con Jon las derrotas eran dulces como el almibar, disfrutaba viendo sus sonrisa cuando tocaba el bordillo de la piscina , se giraba y la veía llegar.
Parecía que había ganado el maratón de Bostón, siempre terminaba haciendole una ahogadilla al llegar a su lado. Tan ensimismado en celebrar su triunfo.
Salió del agua, no por la escalera que siempre estaba llena de gente haciendo cola, le gustaba salir por el bordillo haciendo fuerza con los brazos y elevando de un empujón todo su cuerpo.
Llevaba un bañador verde fluor , liso sin dibujos, pero que resaltaba su ya incipiente moreno. No era consciente de la atención que despertaba una vez en el bordillo , de pie , con los brazos en jarra, marcando su cintura y sus prominentes curvas que aparecieron a una edad temprana.
Sin embargo sus lolas eran pequeñas, no como las de sus amigas, no le daba importacia, le gustaban sus pequeñas lolas ó lolitas como a ella le gustaba llamarlas.
Después de perder otra carrera más se dirigieron al cesped donde estaba el resto del grupo, y alli estaba Albert.
- Hola Albert, dijo Jon, ¿no dijiste que no venias?
- Pues mira al final, me he animado. ¿no nos presentas?
- Ah si, esta es Nora.
-HOla Nora, dijo Albert, mientras guiñaba un ojo para resistir el sol que le daba directamente en la cara.
-Hola, que tal.
Nora le miró a los ojos no sin antes hacer una parada en su sonrisa, tenía los dientes blancos, perfectamente alineados y sus labios eran muy carnosos y jugosos.
Se sorprendió teniendo esa imagen en su cabeza mientras se le erizaba la piel. No estaba segura de lo que ocurría, nunca antes su piel había reaccionado asi.
-Parece que tienes frio, Nora, tienes la piel de gallina. Dijo Albert con una sonrisa de medio lado, dulce, insinuante, sin dejar de mirar sus ojos color avellana.
- Si, tengo un poco de frio ¡pasame la toalla Jon¡ grito mientras se dirigia a sentarse a su lado.
No volvieron a conversar en un buen rato, pero ella podía sentir sus ojos clavados en su espalda. Eso la ponía nerviosa, no entendía nada.
Despues de comer decidieron tomar un poco el sol ,alinearon las toallas como todos los días, y se estaba echando la crema solar cuando Albert se ofreció a ayudarla con la espalda. Se sentó a su lado y se encontró entre Jon y Albert.
Le ofreció la crema solar para que le ayudara con la espalda, se tumbó vocaabajo mientras se bajaba un poco los tirantes, para no tener marca.
Albert sabía lo que hacía, empezó con un masaje suave que cubría toda la espalda, los hombros , hasta que bajo levemente la mano al costado derecho rozando con la yema de los dedos su Lola derecha, repitiendo la misma operación en el costado izquierdo.
Nora se estremeció pero intento disimular, lo bueno de nuestra excitación es que la podemos disfrutar sin ser descubiertas.
Continuó con los muslos, y sus dedos rozaron sus labios menores, su placer fue aun mas intenso. Le sorprendió que su vagina fuera tan sensible, nunca antes se habia dado placer.
Sin embargo la excitación de Albert empezada a ser indiscutible, asi que se tumbó boca abajo, esperando aplacarla.
Tumbados tan cerca el uno del otro su magnetismo era brutal, y Nora lo sabía, esa tarde su mundo se iluminó y decidió aprender algo mas sobre su cuerpo.
Jon le rozaba su mano derecha y Albert la izquierda, la tarde se estaba poniendo intensa.
Los días pasaban , sudorosos, hasta la una en la calle disfrutando de las increibles noches de verano . Nos reuniamos todos despues de cenar , era algo tan excepcional que parecía el paraiso.
Cada día Albert y yo intentabamos quedarnos un rato a solas, charlar, conocernos mejor, música, libros, películas...eramos tan diferentes...bueno los polos opuestos se atraen, o eso dicen.
Un Miércoles quedé con Jon en ir a su casa a ver una peli, iban a estar todos, Fer, Jose, Albert y yo.
Cuando llegué Albert me abrió la puerta
- Pasa, Jon ha ido a por bebida.
- ¿no estan tus padres?
-No, están en la ferretería.
En casi todas las casas había un salón que nadie utilizaba a diario, solo en bodas y comuniones y otra salita mas pequeña donde se hacia la vida diaria, en todas las casas menos en la mia. En la de Jon y Albert también.
Albert estaba eligiendo la peli, le apasionaba el cine y la música, me encantaba que contara las historias menos conocidas de los rodajes de las películas, la vida de los directores, como se creaba la banda sonora
Mientras buscaba la pelicula me senté a su lado, en un pequeño butacón de terciopelo rojo, ideal muy cool, pero horrible en esa época del año .
Se detuvo un momento y me miro fijamente, me estaba empezando a sudar el minicanalillo y sus ojos no ayudaban nada, pero nada. Se puso de rodillas y se acercó tanto como pudo, su aliento era caliente, denso y agitado.
Nunca antes nos habiamos besado , mi corazón se desbocaba, el ritmo se aceleraba . Fui consciente de que tenía otro corazón, porque mi sexo tambien palpitaba.
Nuestros labios se encontraron y creo que mi cuerpo levitó por unos minutos, justo hasta que llamaron al timbre.
-¡ Joder, que inoportuno¡
- Será Jon, ¿ no habia ido a comprar bebida? pude decir jadeante.
-Si , será Jon, pero sus labios seguían a milesimas de los mios, hasta que llamaron de nuevo.
Jon entró sonriente como siempre, se olía algo porque nada mas entrar en el salón me dijo
-¿que colorada estas?
¿ tienes calor? y su sonrisa se volvió malvada
- No, estoy bien.
Vimos la naranja mecánica, bueno , ellos la vieron, no pude terminarla, no entendía a Stanley Kubrick, sería un genio pero me dejo un regusto amargo, hasta lo mas profundo.
Quizá esa era la intención.
Me fuí a la cocina y me quedé en la terraza respirando un poco, calmando mis sensaciones. A los minutos llegó Albert.
- ¿Esta bien , Nora?
- Si, no te preocupes, estoy bien. Solo que no me gusta nada la peli. Es brutal, la verdad.
- Stanley Kubrick no es apto para todos los públicos.
-Eso será, me falta cultura cinematográfica, le dije sonriendo.
- No creo que te falte nada, eres perfecta asi como eres.
Su brazo se cogió a mi cintura y me jaló hasta volver a estar a milimetros.
-Nos van a pillar, Albert
Y sus labios atraparon los mios, ávidos de complacerme, nuestras lenguas jugaban ansiosas y mis lolas se erizaban por momentos.
Cierto que podian pillarnos, pero eso nos estaba excitando a los dos, eramos incapaces de apartarnos, la atracción era como la de dos imanes.
Volcanes en erupción, con 15 años.
Sus manos se dejaban guiar por las mias, luchando por encontrar mis lolas, mi cuello, mi culo. Ya no había vuelta atrás.
Sus manos encontraron finalmente mi sexo, ahuecaron mi short blanco y por un momento paré su trayectoria, mientras me decía
-Tranquila, quiero mostrarte algo, te va a gustar, ya verás.
Y desde luego acertó, me gustó el primer orgasmo ,pero en el segundo ya estaba preparada y mi cuerpo se estremecía.
( Ahora sé ponerle nombre)
ese día no estaba segura de que le sucedía a mi cuerpo, porqué temblaba, y me transportaba a un lugar del que no quería volver.
Los dias transcurrieron entre orgasmos, pelis, libros a medias y besos furtivos.
No teniamos necesidad de llegar a ningun sitio en concreto, solo dejarnos llevar, experimentar.
Conocimos el placer sin ataduras, juntos, la intimidad necesaria para pedirnos lo que necesitabamos.
No llegamos a hacer el amor pero no nos hizo falta.
¿pudo ser el mejor verano de mi vida?
SIN DUDA
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