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SERENDIPIA _ CAPITULO 7

 



                                                             CANDE Y ALBERT

                            VERANO   2002


Cuando llegué a casa me temblaban las piernas, no estaba segura de lo que había pasado, sus labios habían besado los míos?, sus manos habían recorrido mi cuerpo?

Albert y yo nos conociamos desde pequeños, habiamos compartido todos los veranos pero hasta este  del 2002 no le había   visto   con otros ojos y tampoco sabía que el también me veia a mi.

Puede que durante estos años sólo nos hubiéramos mirado y nunca nos hubiéramos visto.

Desde luego me lo dejó muy claro esa tarde , fue inesperado , pero me sorprendio que nos nuestros cuerpos se reconocieran antes que nosotros mismos.

La abuela Goya me estaba esperando para cenar y cuando le dije que no tenía hambre casi le da un parraque , lo cierto es que tenía un nudo en el estómago y solo podia pensar en una cosa.

-¡Pero como no vas  a cenar nada Cande!, ¿estas mala? ¿te duele algo?.

Ya sabemos como son las abuelas , si no te hinchan como un pavo de navidad no paran.

Subi a mi habitación y puse mi canción favorita , me tumbe en la cama sólo imaginando. 

Habíamos quedado a las 11, bueno todos quedábamos a las 11 en las escaleras de la farmacia, charlábamos, nos poníamos al día y luego había 2 opciones: ir al Japo ó ir al patio de las escuelas. Allí teníamos más intimidad, para fumar, escuchar música, escuchar goma espuma. 

El grupo se diseminaba según sus preferencias. 

No llamé a Ley , no hacía falta. Todos sabíamos la hora y el lugar.

Me di una ducha rápida y relajante. Lo suficiente para exfoliarme y dejar mi piel sedosa.

Mezcle con la hidratante el nuevo aceite de Alquimia. Generaba fuerza, empoderamiento y un olor en mi piel que no olvidaría fácilmente. 

La escena en frente del armario con las puertas abiertas de par en par volvió a suceder esa noche, imagino que no sólo en mi habitación, en la de Ley, Elena y Rita seguro que también. 

¡ No tengo nada que ponerme¡

Había que pensar en la primera impresión, pero claro era verano, tenía 18 y habíamos quedado en las escaleras de la farmacia. 

Después de pensarlo un poco, me decliné por un buen escote, el buen culo sería para otra cita, si es que repetíamos.

El vestido amarillo con la espalda al aire fue mi elección, el amarillo era mi color favorito, resaltaba mi bronceado y no ocultaba que iba sin sujetador.  No hay sensación más placentera, yo me lo podía permitir porque mi talla (en ese momento de mi vida) era inferior a lo que me hubiese gustado. Sin duda me encantaban los pechos grandes.

Llegaron las 22:45 y las chicas quedábamos siempre para cotillear un poco, había cosas que quedaban entre nosotras. 

Cuando estábamos las 4 lo solté a bocajarro 

- Albert y yo nos hemos besado. 

-¡ Qué! Gritaron todas a la vez. 

-¿Pero cuando, cómo, dónde, con lengua?

- Si me dejáis respirar os lo cuento todo¡

Les di un discurso acelerado, de lo cambiado que estaba, del encuentro en el cubo y luego por la tarde cuando volvía de bañarme. Y de cómo sin darme cuenta nos estábamos besando. 

-Hemos quedado esta noche, a las 11 , como todos los días. 

¡ Estoy super nerviosa ¡ Es que ha sido alucinante. 

- Vale , respiremos, dijo Rita. Empezamos bien porque vas sin sujetador.  ¿ tampoco llevas bragas?

-¡ Rita! La regañamos todas a la vez, sin poder aguantar la risa.  Es lo que tenía Rita, nunca podías enfadarte con ella.

Llegamos a la farmacia y ya estaba todo el mundo, Albert también, estaba sentado entre Rodrigo y Mario. Arriba del todo. Había como una norma no escrita. Los mas altos arriba, como en un coro, mas o menos.

Nuestras miradas se cruzaron y la de la de Rita, la de Ley , la de Elena. 

-chicas por favor, ¿se puede ser menos disimuladas?

Dentro de las escaleras, cada uno tenia su propia conversación con su grupo, y a la vez se mezclaban con las de otros . Habia momentos de chistes , Matias era el rey del monólogo, y  las carcajadas llegaban en grupo.

A las 00.30 más o menos nos fuimos al patio de las escuelas como siempre.

La luz de las farolas era tenue y no iluminaba lo suficiente, la penumbra nos arropaba.

Mientras caminabamos hablando, cantando, Albert se fué acercando cada vez mas a mi altura. Primero rozo mis manos, y al mirarle a los ojos comprendi el deseo. 

Mis pezones estaban de acuerdo.

Al llegar a las escuelas no separamos del resto, cogio mi mano y nos fuimos buscando un rincon furtivo, donde poder hablar tranquilamente, y donde tambien se pudiera no hablar.

- Estas muy guapa, Cande, el amarillo te sienta muy bien. Dijo mientas su mano apretó un poco mas la mia. 

-Si, lo se , por eso me lo he puesto. Y mi mano correspondio a la suya con una leve caricia.

Mi excitacion iba en aumento y por el bulto en su pantalon yo diria que la suya tambien. 

Sus ojos me mandaban muchos mensajes, pero el que sonaba mas alto era : " Te deseo Cande, hasta la medula"

Nuestras manos se soltaron , y las suyas rodearon mi cintura para asi poder acercarme a él. 

-Que bien hueles

- Lo se, es para que no me olvides

- Pues has acertado, nunca voy  a olvidarte.

Sus labios se acercaron a los mios, lentos, mientras dejaban escapar su exalación , caliente y humeda.

El primer beso liberó nuestra excitacion, y acompaño a nuestra pasion. Nuestras lenguas llevaban el mismo ritmo, se reconocian y nosotros nos dimos cuenta. Sus manos calientes (siempre estaban calientes) recorrian mi espalda , al descubierto por mi vestido amarillo , y mis manos recorrian sus brazos, fuertes, y acariciban su cara. 

La temperatura iba subiendo y yo pensaba que su pantalon iba  a estallar. Pero esa primera noche todo fueron besos, mezclados con confesiones de amores platonicos, de veranos esperándome, de planes de futuro en ese verano que ya estaba ahi, y ese otoño en el que nos tendriamos que decir adios.

Llegaron la fiestas y los dias pasaban rapidos, por las mañanas nos veiamos en el monte a solas y teniamos charlas interminables, de un pedacito de todo, cosa que me sorprendio y bastante.

Y por las noches tocaba baile en la plaza, besos en la peña y risas mezcladas con zurracapote . Y los dias pasaban  y hasta que un dia se detuvo el tiempo.

Llegamos a la peña, estabamos solos, y la musica y el zurracapote nos ayudo a tomar la decision que teniamos tomada hace muchos dias, sin saberlo si quiera.

Fue la primera vez para los dos, estabamos nerviosos, subimos las escaleras que nos separaban del reservado, sin poder dejar de besarnos, sabiendo que el sexo estaba a la vuelta de la esquina. 

Ninguno esperaba nada. no queriamos hacer caso de todo lo que nos habian contado a mi mis amigas y a el los suyos.

Estabamos listos, pero no sabiamos cuanto.

Fue especial, único, parecia que nuestros cuerpos llevaban tiempo esperandose y conociendose, sin que nos hubieramos dado cuenta. 

Nos desnudamos poco a poco, disfrutando tambien de ese momento, cuando me quito la camiseta sus labios besaron mis pechos , y me gusto mucho, hay que reconocerlo, mientras yo le desabroche el pantalon y su sexo que llevaba presionando el pantalón, salio con fuerza, erecto. Mis manos eran inexpertas pero una vez lo rodearon el movimiento vino solo, y sus gemidos vinieron despues.

Nos tumbamos con cuidado en esas colchonetas robadas en el campamento, cubiertas de sabanas, y su miembro entro en mi, despacio con miedo, era nuestra primera vez y todo era nuevo.

Al principio me dolia un poco, pero la excitacion calmaba el dolor y se transformaba en placer. 

Nuestras pelvis se acompasaron , el movimiento se hizo cada vez mas intenso, rodeado de gemidos, y besos cada vez mas intensos. Mis manos guiaban sus movimientos, atrayendolo hacia mi, para que no tuviera miedo en hacerme daño.

Todo fluyo como nunca hubiesemos imaginado, hasta que el climax nos encontro sudorosos y exhaustos.

Nos quedamos alli tumbados, sitiendo nuestras palpitaciones, abrazados, hasta que el amanecer nos encontró tambien.

Fue la primera vez que no dormi en casa de la abuela Goya.


El verano no termino esa noche, vinieron muchas mas y nuestros encuentros cada vez eran mas ardientes.

Disfrutamos sin pensar en el final del verano, solo existia el ahora , y asi pasaron los dias hasta que llego el momento de despedirse. 

Cada uno empezaba una historia, en paises distintos, pero nos hicimos una promesa de futuros inciertos, de conversaciones hasta las tantas, eramos muy jovenes, los dos lo sabiamos y hablamos de la libertad de cada uno, no habria reproches, no habria nada que perdonar y si mucho que vivir.

CON 18 AÑOS HAY QUE VIVIR SIN EXCUSAS, SIN ARREPENTIMIENTOS., 

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