Ir al contenido principal

TU A LONDRES Y YO TAMBIEN

 


Fue algo inesperado nuestro primer viaje a Londres. 

Cuando escucho a Enya me traslado inmediatamente a ese paseo tranquilo, con sus casas victorianas y ventanales hexagonales, y justamente en una de ellas me contaste que vivía Enya. 


Sucedieron cosas maravillosas en ese viaje , incluido tú, pero el recuerdo que me transporta irremediablemente es este. 


Desde luego mi prefrontal es curioso, como poco.

La ciudad me envolvió en un aura de niebla y Jane Austen qué duró todo el viaje. 

Cada calle que pisaba, cada letrero que veía, hasta los perros me parecían  distintos. 


En el aeropuerto coges el Heathrow exprés, un tren supersónico que enlaza con la estación de  Paddington.  Es un trayecto de unos 20 minutos. 

En el tren te vi por primera vez, rubio, ojos verdes, jersey verde musgo de cuello alto y chaqueta tweed de cuadros en varios tonos de gris, desde mi asiento no podía ver más y me imaginé que estaría bien que llevaras una falda escocesa. 


Y mi prefrontal empezó con sus dichosas preguntitas:

- Pues no es el mejor día 

- Los días de niebla son los más húmedos. 

- ¿Llevará ropa interior ó seguirá la tradición? 


Se volvió loco para nada, porque a parte de llevar un pantalón negro, luego averigue que eras Español. 


Anunciaban por la megafonía qué el tren llegaba a su destino y fue entonces cuando nuestras miradas se cruzaron,  justo cuando recogiamos el equipaje.  Tus ojos eran aún más verdes en la cercanía. 


Esos días de turismo me quedaba en casa de mi primo y su mujer y aproveche el viaje para conocer al nuevo miembro de la familia. 

Vivían cerca del Arsenal y cuando llegué al subway allí estaba Jon esperándome. 

Sus besos de abuelo resonaron en esa calle oscura, cubierta de niebla y con pequeñas filas de farolas.  El amor era mutuo así que el encuentro nos descubrió por completo. 


 NO ERAMOS INGLESES. 


La casa me encantó, era super estrecha, tan diferente a lo que conocía.  Tenía 3 pisos, muy del estilo de Brigget Jones, mi dormitorio estaba en el primer piso, no muy cerca del bebé para  no molestarme mucho por las noches, fue todo un detalle. 

Incluía un pequeño baño con ducha. 


Al lavabo le hice como mil fotos, en mi vida había visto uno tan pequeño, primero debía lavarme una mano y luego la otra. Las dos a la vez era ciencia ficción. 


La cama tenía las sábanas de algodón 100%, Emily no usaba otras y fue un gran descubrimiento. 


Cenamos juntos y estuvimos charlando  sin parar de lo mucho que echaban de menos las playas de Cádiz y de lo bien que les iba con sus respectivos trabajos.

Jon era fotógrafo y pintor, quedamos en hacer una excursión al estudio , en cuanto el  pudiera. 

- No os preocupéis por mi que yo me busco los días, ya tengo mi itinerario marcado.

Y cuándo tu puedas Jon hacemos algo juntos. 

 todo en Londres me parece super bien 

- Jon se reía a carcajadas por mi costumbre de usar "super" cada dos frases. 

Emily era una cocinera espectacular así que la cena superó mis expectativas, como siempre. 

Amanecía muy temprano y como ya sabéis en Londres no hay persianas,  No tuve que  esperar al despertador, mi cuerpazo tenía la hora cojida, y encima el Yet lag y los rayos de luz hicieron el resto. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

BASADO EN HECHOS CASI REALES

  BASADO EN HECHOS CASI REALES Querida Diaria: Imagino que te conté , hará un año, que el Sr. Marido tenía epicondilitis, en el codo derecho. - Si, hace un año exactamente. ¿No me digas mari que se ha quedado manco?. - Todavía no, pero tú dale tiempo al tiempo, o mejor dicho, dale tiempo al Sr. Marido. Tenía que hacerse una resonancia para ver porqué no se le bajaba la inflamación , a pesar del reposo. - ¡ Madre mía¡  Pues entre la inflamación del codo y la de los santos huevos tiene que ser un poema el Sr. Marido - ¿Ya has estado hablando con el a mis espaldas? ¡ No se os puede dejar solos¡ Al tema, que se nos pasa el arroz. Llamé para pedirle cita, como la amantísima mujer que soy, porque el Sr. Marido jura y perjura que no tiene claustrofobia, pero insiste en una resonancia ABIERTA. Finalmente encuentro un hospital donde hacen resonancias por miembros. PETICIÓN  DE CITA - Buenas tardes, quería cita para una resonancia de codo. - Perfecto, tengo unas preguntas que hacerle: - ¿Lleva m

QUERIDA DIARIA :

QUERIDA DIARIA:  Acabo de caer en la cuenta de que en mis entrañas habita una inmensa actriz. - Ay Mari , te lo llevo diciendo diaria tras diaria, pero nunca me escuchas. - LLevas toda la razón, nunca te escucho , prosigo. Estaba viendo un vídeo del momento en que una mujer veía por primera vez  la ecografía de su bebé ,tan claramente como si lo tuviera en brazos. - Que momentazo, no? - La mujer lloraba de alegría ( la pobre no sabe lo que le queda por llorar), observaba sus manitas con sus 5 deditos, sus piececitos también repletos de 5 deditos, incluso creo que guiñaba un ojo. - Y todo esto que tiene que ver con la actriz que habita en ti. - No solo una actriz, una grandísima actriz con un premio Feroz como mínimo. Recuerdo perfectamente mi primera ecografía, allá por el 96. Tumbada en la camilla,  la tripita al aire y el maromo sosteniendo mi mano (creo que esa fue la primera y la última vez que lo hizo). Expectantes al monitor. Se levanta el telón y aparece un fundido a negro acomp

PRELIMINARES

                                                                         PRELIMINARES  Sus manos parecía que sostenían su cuerpo, apoyada con firmeza en la barandilla, desde dónde disfrutaba de unas increíbles vistas al Mar Cantábrico.  No podía por más que contener el aliento mientras oía a su espalda sus pasos que anticipaban sus besos.  Su cuerpo le rogaba insistentemente a su mente que se rindiera, pero no podía hacerlo  sin presentar batalla, aunque fuera mínima .  Cuando sintió su yergo cuerpo unido al suyo y sus cálidas y firmes manos recorrieron el camino,  que antes habían recorrido  las suyas ,hasta atraparlas suavemente, no pudo contenerse.    Suspiró con todo su cuerpo  y el corazón comenzó a latirle de forma errática mientras su aliento invadía su cuello.  El deseo viajaba entre los dos para detenerse por un instante en sus senos, y descender lentamente hasta su sexo y de nuevo viajar hasta su erección, que la empujaba hasta conseguir que su cuerpo entero se ar