SALIENDO DEL ARMARIO
Cuándo te revisas la graduación de las gafas y te ha aumentado, pasa un tiempo hasta que te acostumbras, y empiezas a ver las cosas más claras, no hay texto que se te resista, pero también te duele un poco la cabeza.
Algo parecido experimentas cuándo empiezas a salir de un trastorno de angustia, de pánico y trastorno de agorafobia.
Tu vida transcurre en un armario, oscuro , frio y húmedo. Cuándo suena el despertador tienes que levantarte, es como algo mecánico. Y por supuesto te vistes, peinas y arreglas dentro del armario. Estareis pensando ¿ pero dentro de un armario no hay luz ? , efectivamente, pero no importa, porque en esos días de igual lo que te pongas, o como te peines TU NO TE MIRAS, PORQUE NO TE VES.
Llega un día en que un psiquiatra llama a la puerta de tu armario y te invita a salir, y a explicarte algo tan sencillo como que tu cerebro está a oscuras como tú, y tienes que darle la luz que necesita, para funcionar como debe.
El primer día que duermes fuera del armario es bastante impresionante, al principio la luz te cega un poco, pero solo el hecho de entrecerrar los ojos te produce un sentimiento que hacía mucho que no sentías, te hace feliz.
El segundo día que sales del armario y comienzas a subir todos los diferenciales de tu cuadro de luces aún es más impactante, sobre todo cuando todos los interruptores están subidos y no saltan los plomos. Demos gracias por ello a la medicina y a las pastillitas rosas y azules.
El tercer día miras el armario con melancolía y el hacha con fuerza hasta hacerlo añicos. NUNCA MAS
Y una mañana te levantas y te ries sin razón y bailas al compas de la campana de la cocina y cantas en la ducha y no te importa desafinar. Y una tarde te miras al espejo mientras te lavas los dientes y la alegría es mutua, tenía tantas ganas de volver a verme, y las patas de gallo te hacen sentir bien , porque te desmuestran lo mucho que te reías.
Y el Domingo, que es el día que Dios optó por descansar tu también lo haces y descansas de esa carga que llevabas a tu espalda y descansas del dolor en el alma, de la oscuridad en tus entrañas, de las risas olvidadas, de la insensibilidad hacía la vida. DESCANSAS.
Pero Dios fué más rápido que yo y terminó en 7 días, yo no soy Dios así que tardaré 365 días para empezar y 18.250 para terminar.
Pero he tenido los santos ovarios de salir, de buscar ayuda y de volver a sonreir. Y esos ovarios estarán conmigo los días que no llegue a sonreir, para decirme que no importa, que la vida es eso sonreir cuando el cuerpo te lo pide, y buscar la soledad una misma y a la vez disfrutar de los pequeños momentos que pasamos con los amigos .
Vivir cada día fuera del armario
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