De nuevo no podía respirar, su cuerpo se estremeció, sólo de pensar lo que se le venía encima.
Las pesadillas habían regresado, fugaces al principio y más intensas a cada hora que pasaba.
Estaba cansada, debilitada, y atormentada.
No sabía cuantas veces más lo iba a poder superar, cada vez volvía con más fuerza.
Al principio se levantaba rápida y ágil, pero las embestidas eran cada vez más fuertes y ella era cada vez más débil.
Su cuerpo se resentía, estaba entumecido.
No veía el horizonte, no lograba ver el futuro.
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