Parecía un día normal, de los de ni fu ni fa. Por supuesto nada hacía preveer que habría sexo, ni siquiera oral.
Cuándo terminó de currar decidió salir a caminar, si la espalda le daba permiso.
Le encantaba enfundarse los cascos blancos y subir el volumen al máximo, mientras su playlist saltaba de ballenato a merengue, pasando por Rod y Manuel Carrasco.
Le costaba trabajo mantener el ritmo de la carrera y no intercalar pasito pa'lante pasito pa'tras.
Cada canción que sonaba se volvía al instante en la banda sonora de la película que se montaba en su cabeza.
Siempre le había gustado el romanticismo, las charlas de madrugada, los sentimientos a flor de piel; pero ultimamente lo que quería era que la empotrasen.
Si pudiera ser de todas las maneras y posturas que la imaginación le recordaba,pues mucho mejor, lo del misionero hacía muchos años que había prescrito.
Cuando reformas el baño deberíamos tener esos detalles en cuenta, una ducha de 1x1 sólo dá para lo que dá, para ducharse sola.
Seguramente él estaría dispuesto, siempre lo estaba, sonreía imaginando cuándo ella le propusiera sexo, no era habitual que ella tomara la iniciativa, pero que coño hoy estaba cachonda, la menopausia le daba un respiro y había que aprobecharlo al máximo.
Estar excitada la hacía sentir pletórica, sexy, en forma,y miraba su cuerpo y le gustaba, le gustaban sus curvas y sus prominentes pechos, se sentía segura de si misma, sabía que era buena.
Cuándo llegó a casa él estaba terminando la comida y sus hijas en casa,joder no podría gemir como ella hubiese querido, lo cambiaría por susurros al oido.
Se acercó por detrás, a los dos les encantaba, y le invitó a seguirla, él no se lo pensó mucho, bajo el fuego y cuándo entró en la habitación su erección era más que evidente.
Eso la ponía aún más, ver como después de veinteaños su polla respondia a su llamada.
Le encantaba besarle, desde el primer beso todo fué sobre ruedas, sus besos siempre la hacían estremecerse, sus lenguas se unían y se movían como si fuera sólo una, el ritmo iba cambiando, lento, rápido y lento de nuevo.
Cuándo terminó de currar decidió salir a caminar, si la espalda le daba permiso.
Le encantaba enfundarse los cascos blancos y subir el volumen al máximo, mientras su playlist saltaba de ballenato a merengue, pasando por Rod y Manuel Carrasco.
Le costaba trabajo mantener el ritmo de la carrera y no intercalar pasito pa'lante pasito pa'tras.
No se si era el ritmo latino ó el frío que que se colaba por las canillas que sus mallas dejaban al descubierto o por lo que la música le hacía anhelar, pero no llevaba ni 20 minutos de carrera y ya tenía ganas de volver a casa.
Cada canción que sonaba se volvía al instante en la banda sonora de la película que se montaba en su cabeza.
Se entremezclaban escenas vividas con futuras, y cada escena era un poco más tórrida que la anterior.
la escena de la pelicula "LOVE" le había gustado más de lo que le gustaría reconocer.
Siempre le había gustado el romanticismo, las charlas de madrugada, los sentimientos a flor de piel; pero ultimamente lo que quería era que la empotrasen.
Si pudiera ser de todas las maneras y posturas que la imaginación le recordaba,pues mucho mejor, lo del misionero hacía muchos años que había prescrito.
Se imaginaba llegando a casa y compartiendo una ducha con Él, aunque la última vez no salió como ellos pensaron que saldría.
Cuando reformas el baño deberíamos tener esos detalles en cuenta, una ducha de 1x1 sólo dá para lo que dá, para ducharse sola.
Seguramente él estaría dispuesto, siempre lo estaba, sonreía imaginando cuándo ella le propusiera sexo, no era habitual que ella tomara la iniciativa, pero que coño hoy estaba cachonda, la menopausia le daba un respiro y había que aprobecharlo al máximo.
Estar excitada la hacía sentir pletórica, sexy, en forma,y miraba su cuerpo y le gustaba, le gustaban sus curvas y sus prominentes pechos, se sentía segura de si misma, sabía que era buena.
Cuándo llegó a casa él estaba terminando la comida y sus hijas en casa,joder no podría gemir como ella hubiese querido, lo cambiaría por susurros al oido.
Se acercó por detrás, a los dos les encantaba, y le invitó a seguirla, él no se lo pensó mucho, bajo el fuego y cuándo entró en la habitación su erección era más que evidente.
Eso la ponía aún más, ver como después de veinteaños su polla respondia a su llamada.
Le encantaba besarle, desde el primer beso todo fué sobre ruedas, sus besos siempre la hacían estremecerse, sus lenguas se unían y se movían como si fuera sólo una, el ritmo iba cambiando, lento, rápido y lento de nuevo.
Sabia su punto debil.
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