Miraba mi reflejo, en el espejo de 2 x 2.
Un reflejo de cuerpo entero, de una mujer que me devolvía la mirada y observaba con escrutinio la mía.
Tenía el pelo color chocolate, vagamente salpicado de reflejos dorados.
Tenía el pelo color chocolate, vagamente salpicado de reflejos dorados.
En sus sienes aparecían las nuevas canas, de ese mes, insistentes por robar el protagonismo a los reflejos dorados, y aún siendo menos en número lo conseguían las hijas de puta.
La profundidad de sus ojos color caramelo me arrastraba, querían que los acompañara a un precipio del que no sabía si podría salir, asi qué fijé mi mirada en otro rasgo de su redonda cara.
Las patas de gallo estaban ahí, rotundas, enmarcando sus ojos color caramelo, unos ojos caídos en los extremos, herencia familiar,unos ojos que a primera vista parecían tristones, lo cual confirmabas en la segunda vista.
Unas cejas, que parecían despobladas en sus extremos, pero si prestabas atención notabas que sólo se habían aclarado por el Sol y seguramente se las pintaría , con esos lápices que vendían ahora especiales para cejas; lo que estaba claro es que llevaba sin depilarse varios meses, 1 ó 2 mínimo.
Los párpados fijos caían, sin escrúpulos, sobre los párpados móviles. Seguramente llevaría mucho tiempo sin poder hacerse el eyeliner, total no se vería aunque lo intentase.
Y por debajo la cosa no mejoraba, las ojeras habían llegado para quedarse, recuerdo una foto, en la que tendría 2 meses escasos, y ya la acompañaban, entonces eran graciosas y menudas, ahora ya no.
Supongo que habría varios culpables, la genética, el insomnio que la acompañaba hace años y que se agudizó con el climaterio( y su puta madre), la apatía por saber que te deparará el futuro.
Cuándo llegabas a la nariz, ni fú ni fá, no podias decir que fuera respingona, ni tampoco aguileña, ni grande ni pequeña, desde luego era herencia paterna, una nariz Soriana, sin reflejos Gaditanos, eso se veía a la legua, una nariz familiar, amplia, levemente torcida a la izquierda.
Los labios aparecían sin pudor, hermosos, sabrosos,no tan rosados como a Blancanieves le hubiera gustado, pero conseguían hacerte imaginar un historial carnoso de intercambios de fluidos, lento, rápido y lento de nuevo.
En su comisura parecia asomarse un "quizás", un "si tu quieres", un "a pesar de todo te bebería de nuevo ", esos labios, esa boca tenía mucho que callar y mucho por contar, pero no estaba dispuesta a contárselo a cualquiera.
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