Comenzó a escribir cuando se encontraba en lo más profundo de su océano interior justo en su zona batial donde tampoco llegaba la luz del Sol. Estaba convencida de que un tsunami la arrastró hasta allí porque su cuerpo estaba dolorido y amoratado. Desde ese lugar no veía a nadie y ella tampoco podía ser vista. Alguna vez le llegaban ecos de conversaciones ajenas con sonidos guturales en los días de bajamar. Comenzó a olvidar su nombre, su risa y su propia voz mientras todo se transformó a blanco y negro. Cuanto tiempo pasó es un misterio, podía adivinarlo por los cambios en su cuerpo entumecido por el agua salada, pero sólo serían conjeturas. Solo recuerda que un día se cruzó en su mirada un pequeño pez payaso de vivos colores y sus ojos se abrieron mostrando asombro e intentó dibujar una sonrisa en la comisura de sus labios. Aquella pequeña señal la invitó a mirar hacia la superficie y volvió a sonreír .
Madre de dia, Cooper de noche. El título indica claramente cómo me sentía cuando comencé. Viva la EVOLUCIÓN